viernes, 20 de junio de 2008

Apasionado por los films de western, el gran físico danés Niels Bohr se preguntaba por qué, en todos los duelos finales, el protagonista era el más veloz en disparar, aun si su adversario era el primero en llevar la mano a la pistola. Bohr se preguntaba si detrás de esa convención no había alguna verdad. Concluyó que sí; el primero es más lento porque decide disparar, y muere. El segundo vive porque es más veloz y lo es porque no debe decidir, está decidido.

(Este brillante juego de palabras fue el resultado de una ingeniosa comprobación empírica; Bohr y sus asistentes se dirigieron a una juguetería, compraron pistolas de agua y, de regreso en su laboratorio, realizaron, por horas y horas, duelos).